EXPERIENCIAS SEGUIDORES

                                                                                  TU JUGUETE. 

Me abriste la puerta vestida con esas botas de tacón alto y charol que tanto me gustan y que te había regalado una semana antes, deseoso de admirarlas en tus piernas. Miré tu cuerpo ceñido en lencería negra de rejilla que dejaba entrever tu hermosa anatomía. Aspiré tu perfume.
Hermosa y altiva me sonreíste, me besaste y me hiciste pasar a tu habitación, yo te seguía disfrutando de tu figura y tu manera de andar. Me desvestí y solo me quedé con mi ropa interior de color rojo, elegida para ti, puesto que ese color es el que te agrada.
Me miraste, como quien mira un objeto con el que se va a satisfacer. –“¡Arrodíllate!” – me dijiste con voz firme, y yo obediente lo hice. Miraba el parquet de tu casa cuando me ataste las muñecas y los tobillos, tus manos se deslizaban por mi cuello. –“Ahora, el complemento que te falta”- me susurraste al oído mientras rodeabas mi cuello con un collar y me atabas a una cadena. Mi espíritu altivo trataba de rebelarse, jamás nadie había hecho eso conmigo, pero tu voz firme me contenía y solo podía agachar el cuello. Respiraba excitado, embriagado por tu perfume que me rodeaba y llenaba. Tiraste de mi cadena y mis ataduras solo me permitieron gatear torpemente hacia ti. -¿Andas buscando esto verdad?”- sonreiste mientras con tu cadena me obligabas a acercar mi boca a tu pecho, aún oculto por la rejilla. Yo jadeaba excitado, buscaba tu cuerpo, mi boca se abría e intentaba lamerte. Tú retiraste algo la ropa y un pequeño pezón afloró cerca de mis labios. Lamí y chupé ese pezón como un perro. Lo intenté morder y tú me retiraste la boca, tirando de mi cadena. Yo aullé excitado y tire de mi cuello para lamerte pero te mantuviste firme. Me obligaste a buscar y lamer tu otro pecho, pequeño y dulce de adolescente. Me volví loco cuando sentí como ese pezoncito crecía entre mis labios. Volviste a retirarme para dejarme con la miel en los labios. Entonces con tus manos guiaste mi cabeza hacia tus piernas. Olía tu cuerpo, tu olor de hembra, te deseaba y abrí mi boca para lamer y gozar de tu sexo. Lamiendo debajo de tu ropa, buscando tus labios, tu clítoris, mi lengua buceando en tu interior. Tirabas de mi cadena para retirarme, yo luchaba y me hacia daño en el cuello, pero quería lamerte, saborear tu sexo en mi boca. De nuevo tus pezones, de nuevo tu coño humedecido por mi saliva. Tropezaba con mis manos atadas, incapaz de abrazarte, de poder aferrarme a tu culo glorioso para poder hundir aun mas mi boca en tu cuerpo.
Me retiraste con una mirada perversa y me obligaste a gatear. Yo, tu perro, a tu merced, tirabas de mi cuello y me moviste alrededor de tu cama. Te sentaste al borde y abriste tus piernas y de nuevo me guiaste hacia tu coño. Hundí una vez más mi boca en ti y sentí el dulce sabor de tu sexo en mi lengua. Estaba terriblemente excitado, y lo notaste. Arrodillado como estaba, cogiste mi sexo y te lo metiste en tu coño, moviéndolo como si fuera un consolador. Yo gemía y no podía hacer nada. Estaba atado y encadenado, a tu merced. Sujeto a tus caprichos. Temía moverme y caerme, aunque de vez en cuando mis manos pugnaban por escapar de sus ataduras para clavarse en tu cuerpo, atraparlo y apretarte contra mí. Pero ahora eras tú la que me usabas, la que me tenías, la que metía y sacaba mi polla de tu cuerpo mientras gemía ligeramente, la que se follaba conmigo tirando de mi collar para mantenerme sujeto a ti.
Te retiraste y me ordenaste tumbarme en la cama. Yo seguía atado y tú te colocaste encima. Estaba muy excitado, y te rogué que volvieras a llenarte la boca con mi verga. La lamiste mientras me mirabas. La escupiste, brillante, entraba y salía de tu boca mientras me mirabas sujetando firmemente la cadena de tu animal. Yo pugnaba por librarme de las ataduras y tú chupabas y te hundías mi polla en tu boca. Lubricándola y preparándola para gozar de ella.
Entonces la volviste a coger y la hundiste en tu coño. Moviste tus caderas para clavártela mejor. Yo movía mi cabeza para lamer tu pecho cercano, oler y besar tu cuello, tus labios, me volviste loco en ese momento. Cuando tu cuerpo me rodeó y empezaste a cabalgarme mientras te apoyabas en mi pecho para sujetarme. Entonces, soltaste mis ataduras, empezaste a moverte más y más fuerte mientras susurraste en mi oído –“Quiero que me des tu leche”. Yo con mis manos libres aferré tus nalgas y empecé a empujar y moverme frenéticamente, Levantándote y sintiendo como entraba en ti. Fuerte y profundamente. Mientras besaba y lamía tu cuerpo. Notando como tu coño caliente me ordeñaba.
Apreté tu culo cuando noté que mi orgasmo llegaba, te hubiera levantado y follado como un animal pero antes que pudiera haberlo hecho, mi leche escapó a borbotones dentro de ti.
Caí rendido. Tú aún retenías mi collar y bajaste la cabeza. Entonces tiraste de mi cadena y te bese. Noté tus labios en los míos mientras aun mi polla goteaba de deseo por ti. Había sido usado para satisfacerte. Pobre muñeco que ahora yacía agotado bajo tu cuerpo. Ahora sabia que me usarías cuando y como quisieras. Era tu juguete.
Besos Maria


ESCRITO POR:  Alexxx - Taurus Fallen





                                                SOY SU PERRO!

Nada mas entrar a su casa estoy bajo su Reinado y mandato y tengo un protocolo que mi Ama me ha impuesto y debo cumplir, asi que no es necesario que mi Ama medie palabra alguna, con tan solo una mirada ya se lo que debo hacer, me arrodillo y beso sus pies y en el caso de que haya alguna amiga realizo la misma acción hacia su persona, luego dejo todas las cosas y juguetes que mi Ama me ha mandado con anteriridad comprar y seguidamente le pregunto que ropa interior compuesta de tanga y sujetador desea que me ponga para realizar la sesion, y me dirijo al armario donde tengo mis modelitos de ropa interior, me desvisto y me pongo lo que mi Ama me ha ordenado y seguidamente salgo como un perrito a 4 patas y me pongo de rodillas a sus pies, a veces me dá diez segundos para que me desvista, me cambie y me presente ante ella y por cada segundo que pasa del tiempo que mi Ama ha estimado, me castiga con un azote al culo, se que lo hace por mi bien y que debo mejorar poco a poco, por eso entiendo que me lo merezco y lo acato humildemente, de esta forma mi Ama me esta dando a entender que ella tiene todo el control sobre mi y sobre mis acciones y que si no obedezco a rajatabla sus ordenes, seré castigado. Hay algunas veces que me he retrasado por el trafico y mi castigo ha sido un azote por cada minuto que pase del tiempo, por eso la ultima vez salí de casa con tiempo de sobra y llegue con varios minutos de antelación, pero eso a mi Ama tampoco le sentó nada bien y me dijo que me quedara en la calle hasta la hora exacta a la que habiamos quedado, asi que cuando subí a casa me castigo de igual forma, con un azote por cada minuto que faltaba para la hora a la que habiamos quedado, despues de esto entendi que debo cumplir los horarios exactamente porque mi Ama tiene otras labores que atender y la puntualidad es vital para poder organizarse bien. Es una Ama joven pero con mucha personalidad y con las ideas muy claras, es comprensible con su sumiso cuando lo tiene que ser y severa y extricta cuando la ocasion lo requiere, es muy ordenada y limpia, cuida mucho la higiene en todos los aspectos y no le gusta nada tener que repetir las cosas dos veces, por eso hay que estar siempre con los cinco sentidos para atenderla al instante y como se merece, cuando he hecho algo que no le ha gustado o le he fallado de alguna manera, me mira a los ojos fijamente y me sermonea haciendome entender y dejandome claro que voy a ser castigado por mi accion irresponsable, lo mas importante es que yo entiendo que he actuado mal y que me merezco el castigo impuesto por mi Ama, porque ella siempre me lleva por el camino correcto evitando que me desvie y corrigiendome y adiestrandome como merezco y a su antojo. Me impresionó la primera vez que hable con ella por telefono porque aunque la voz que me hablaba era de una persona muy joven, noté en ella una alta y fuerte personalidad, con mucha confianza en ella misma, un gran convencimiento de lo que estaba diciendo y con las ideas muy claras, con una enorme autoestima y con un grado de superioridad que incluso por telefono me amilanó y me hizo sentirme sumiso ante ella y ante esa fuerza, recuerdo que cuando me describí le dije que yo era muy grande, a lo que seguidamente y sin merodeos respondió "mejor, cuando más grande eres tu, más me crezco yo" y en ese momento sentí y entendí que me habia cautivado, habia caido rendido a sus pies y supe que debia estar a su servicio en todo momento para que me instruyese y me adiestrase como ella creyera conveniente, y me puse por completo en sus manos.

ESCRITO POR:  MI PERRITO ALEX